Aprender Reiki es abrir la puerta a un universo de amor, sanación y luz. Es descubrir que dentro de nosotros habita una energía infinita, capaz de transformar el dolor en paz, la angustia en serenidad y la oscuridad en luz.

Cada vez que colocamos nuestras manos con intención y permitimos que la energía fluya, sentimos cómo el universo nos abraza y nos recuerda que somos parte de algo mucho más grande. Reiki no es solo una técnica; es un camino de autoconocimiento, un puente hacia el bienestar físico, emocional y espiritual.